Vida Cristiana

¿Qué papel debería desempeñar la mujer en la Iglesia? ¿Puede ejercer el pastorado? ¿Puede formar parte del Consejo de la iglesia? ¿Puede enseñar a los hombres? Ni siquiera aquellos que defienden que las Escrituras deben determinar nuestras respuestas en el tema logran ponerse de acuerdo sobre lo que estas enseñan en cuanto al mismo. Y, en la mayoría de las ocasiones, las diferentes posiciones no se escuchan las unas a las otras.

Este libro pretende llevar a las mujeres de hoy al pozo donde sus vidas se cruzan con las de las mujeres bíblicas, donde sus éxitos, fracasos, problemas y satisfacciones se reflejan en la superficie cristalina del agua: 

Con un estilo actual y cercano encontrará 365 reflexiones para cada día del año y poder empezar el día con Palabras de Alegría, Consuelo y Sabiduría de Dios en nuestro corazón, alma y mente.

La inquietud por encontrar la felicidad nos puede llevar por caminos difíciles y oscuros, donde después de una vida a nivel personal o profesional acabamos sin una verdadera alegría. La deseada alegría y paz no estaban al final de una noche de promiscuidad, o de un éxito profesional o una conquista material. Jesús dijo: “Le basta a cada día su propio mal”, sin estar siempre preocupado con la suerte que nos reserva el día. No obstante, sabemos que el día a día no es, en muchas ocasiones, fácil. “La naturaleza gime, las personas gimen y el Espíritu Santo, el Dios que habita en nosotros, está gimiendo”, dice el pastor Hernandes Dias Lopes en este libro devocional.

Dios puede hacer una hermosa obra de restauración en tu vida y traerte consuelo y paz. Lee estos mensajes con la mente abierta a la verdad divina y recibe el refrigerio de esas gotas de consuelo que emanan de las Escrituras, ya que el consuelo de Dios es motivador y alcanza el problema, la raíz de la cuestión. Dios tiene poder para reconstruir su vida y darle una nueva perspectiva en los años de vida que aún le restan en su existencia.

NO CONFUNDAS no persigue más –ni tampoco menos– que dos cosas necesarias: recordar que la adversidad puede ser el envoltorio de la gran oportunidad y transmitir claves esenciales que nos permitan ser útiles en el ministerio sin ser utilizados, servir sin ser serviles, alumbrar sin quemarnos, y brillar sin gastarnos.